Según los especialistas, el 10% de la población sufre o sufrirá algún día una depresión. Esta cifra ha aumentado bajo el efecto de Covid-19, cuyas sucesivas oleadas y encierros pesan innegablemente sobre la salud mental de los franceses. Según la encuesta EpiCovid publicada el pasado mes de marzo por la Dirección de Investigación, Estudios, Evaluación y Estadística (Drees), una de cada siete personas presentó un síndrome depresivo al finalizar el primer encierro en la primavera de 2020. Una tendencia que no ha dejado de crecer: según CoviPrev, otro estudio realizado por Santé publique France, el 23 de abril el 22% de los franceses sufría un estado depresivo y el 22% trastornos de ansiedad. El aislamiento, la falta de contactos sociales, el deterioro de la situación económica, pero también la ausencia de perspectivas y la dificultad para proyectarse en el futuro son factores provocados por la gestión de Covid-19 que son desencadenantes de estos estados de malestar, especialmente entre las mujeres y los jóvenes.

Las ondas electromagnéticas como nuevo tratamiento

La depresión y los trastornos de ansiedad son verdaderos barómetros de la salud de nuestras emociones y tienen un profundo efecto en nuestro bienestar: estados de ánimo negativos, pérdida de energía, irritación, trastornos del sueño, cambios en el apetito, impacto en las relaciones sociales, etc. Los tratamientos farmacológicos (antidepresivos, ansiolíticos, etc.) a menudo parecen ser la única solución para tratar estas enfermedades orgánicas, pero tienen su parte de efectos secundarios, sobre todo por el impacto en las funciones cognitivas. Además, actúan en todo el cerebro, y no en una zona concreta. Para combatir estos problemas, la psiquiatría busca nuevas soluciones. Una de las más recientes es la estimulación magnética transcraneal (EMT), que consiste en hacer llegar ondas electromagnéticas a la zona del cerebro afectada por la depresión para modificar su actividad y normalizar su funcionamiento. Una treintena de departamentos de hospitales psiquiátricos utilizan ya esta técnica, al igual que algunos centros privados, sobre todo para las personas que no responden a los antidepresivos o para las que los efectos secundarios de la medicación son muy graves, y el método resulta eficaz entre el 30 y el 50% de los casos.

¿Y las ondas escalares?

¿Y si este avance médico y científico fuera el comienzo del uso de las ondas escalares en el tratamiento de las enfermedades psiquiátricas? Muchos científicos ya ven en estas ondas en forma de espiral, como nuestro ADN, la base de la medicina del futuro, ya que representan «el modelo perfecto y equilibrado de circulación de ondas y transferencia de energía». A diferencia de las ondas electromagnéticas, que se polarizan verticalmente, se dice que las ondas escalares son «estacionarias», en perfecta armonía con las ondas que emiten naturalmente todos los seres vivos. Su principal ventaja es que, a diferencia de las ondas electromagnéticas, atraviesan la barrera de electrones de las células sin dañarlas, al tiempo que les proporcionan energía. Al generar ondas escalares, todos los dispositivos mom transforman las ondas electromagnéticas polarizadas verticalmente en ondas polarizadas horizontalmente, creando una inclinación de 90° del plano de polarización. A la vista de los resultados obtenidos en la depresión mediante la estimulación magnética transcraneal y el envío de ondas electromagnéticas a las zonas cerebrales afectadas, parece pertinente considerar los resultados científicos que podrían obtenerse utilizando ondas escalares en este tipo particular de tratamiento. Por el momento, y aunque la ciencia explora cada vez más los campos de acción de las escalares, corresponde a cada individuo juzgar por sí mismo los efectos sobre la salud generados por estas ondas, sin las cuales ninguna forma de vida sería posible.