Aunque son indetectables por los instrumentos de medición científicos actuales, basados únicamente en las frecuencias electromagnéticas, las ondas escalares están en todas partes, todo el tiempo. Encuentran en estos astros esféricos, el sol y la luna, unas antenas especialmente idóneas para bombardearnos con esta energía vital que nos nutre desde tiempos inmemoriales. El 50% de nuestras necesidades energéticas son así suministradas por esta luz cósmica invisible que toca la tierra permanentemente. Por sí solo, el sol es la principal fuente de este «ruido escalar de fondo», esencial para todas las formas de vida, ya que emite más de 60.000 millones de neutrinos por centímetro cuadrado y por segundo sobre la Tierra. Sin embargo, las ondas escalares no son prerrogativa exclusiva del astro solar: todos los seres vivos, ya sean humanos o de los reinos animal y vegetal, son capaces de emitir y recibir estas ondas benéficas, en una escala de potencia completamente diferente. Su ADN, en forma de espiral o helicoidal, entra perfectamente en resonancia con estas ondas magnéticas de forma idéntica, lo que le permite captar o emitir de forma natural esta energía vivificante especialmente penetrante. Cada parte de un cuerpo vivo es, por tanto, un receptor o transmisor de ondas eléctricas espirales u ondas escalares.

¡Usted puede aprender a irradiar ondas escalares!

Por lo tanto, el ser humano tiene todo lo necesario para producir ondas escalares de forma natural. Sin embargo, nuestros estilos de vida, pero también nuestro condicionamiento educativo y social, nos impiden la mayoría de las veces conectar con esta energía vital y amplificarla en nuestro interior. La meditación ha demostrado la posibilidad de modificar y aumentar la llamada radiación Tesla, así denominada en honor al padre de la energía escalar, Nicolas Tesla. En el estado de meditación, intentamos «ver pasar nuestros pensamientos». Sin embargo, la concentración de pensamientos crea tensiones electromagnéticas en el cerebro humano. Las ondas escalares se producen siempre durante los procesos electromagnéticos y controlan la información entre las células del cuerpo. Cuando el cerebro se encuentra en un estado alterado de conciencia, su capacidad para recibir y transmitir estas ondas aumenta: las ondas cerebrales se transforman en ondas alfa o theta, que nos permiten recibir e irradiar mejor esta beneficiosa energía ambiental. De ahí la sensación de bienestar y relajación que se produce, así como los efectos positivos sobre nuestra salud en general. Por no hablar del aumento de nuestra frecuencia vibratoria, que nos permite atraer a personas y situaciones que vibran al mismo nivel.

La energía reparadora de la naturaleza

Por lo tanto, podemos comprender la utilidad de practicar estos estados modificados de conciencia para elevar nuestra radiación Tesla. Y, en consecuencia, cómo las soluciones mom®, por ser dispositivos que generan naturalmente ondas escalares, son esenciales en esta búsqueda para irradiar más de esta energía que da vida. Sumergirse en un entorno natural sigue siendo una de las formas más fáciles de llenarse de energía beneficiosa, y más aún en lugares donde las energías telúricas son las más importantes. Si los dispositivos mom® no son útiles para luchar contra la contaminación electromagnética en entornos naturales, que generalmente están protegidos de la radiación de estas ondas, llevarlos en estos lugares rejuvenecedores será una combinación perfecta con los efectos beneficiosos que genera la madre naturaleza para nuestro bienestar.