El desarrollo de su explotación representa un reto de futuro para garantizar las necesidades energéticas de las generaciones venideras. Alimentadas por el sol, el viento, el calor de la tierra, las cascadas, las mareas o el crecimiento de las plantas, las energías renovables (ER) permiten producir electricidad, calor, frío, gas, carburantes y combustibles de forma «limpia» para la mayor parte de ellas. A diferencia de los combustibles fósiles como el petróleo, el carbón, el lignito y el gas natural, que son muy contaminantes cuando se queman debido a la liberación de partículas finas y ozono, muy perjudiciales para la atmósfera, las fuentes de energía como la eólica, la solar y la hidráulica no emiten ningún contaminante. Otra ventaja, y no menor, es que estas energías verdes se consideran inagotables, cuando los combustibles fósiles escasean, ya que el hombre ha abusado de ellos más de lo necesario. Estas energías alternativas permiten a ciertos países apostar por una forma de independencia energética. Sin embargo, cuando Francia pretende alcanzar el 40% de ER (frente al 20% actual) en su mix energético para 2030, no es insignificante preguntarse a qué tipo de ondas nos exponen.

Cinco grandes familias de ER

Existen cinco grandes familias de energías renovables: la energía eólica (terrestre y marina) para producir electricidad. Energía solar (fotovoltaica, térmica y termodinámica) para generar electricidad y calor. Energía hidráulica (presas hidroeléctricas) para producir electricidad. Energía biológica, como la biomasa, que produce calor, electricidad o combustibles «verdes» a partir de madera, gas o residuos. Y, por último, la energía procedente de la tierra, como en el caso de la energía geotérmica, que aprovecha el calor almacenado en el suelo y el subsuelo para proporcionar electricidad y calor. Como parte integrante de este «ruido de fondo escalar» esencial para todas las formas de vida, estos elementos naturales, como el sol, el viento, el agua o la tierra en el suelo, son naturalmente generadores de ondas escalares a distintas escalas de potencia. Todos ellos contribuyen a alimentar la energía de la vida que nos bombardea constantemente y que cubre el 50% de nuestras necesidades energéticas diarias. Por deducción, la energía renovable producida gracias a su explotación no puede sino ser también beneficiosa, al estar, como los elementos naturales que permiten su producción, cargada de ondas escalares, esta fuente de energía de la vida particularmente penetrante.

Las infraestructuras en cuestión

Sin embargo, aunque la energía renovable refleja las fuerzas naturales que la generan, a veces se cuestiona la infraestructura necesaria para su producción. Las turbinas eólicas, por ejemplo, pueden, en algunas situaciones, causar contaminación a largo plazo o impactos ambientales negativos. Al igual que los paneles fotovoltaicos, sus materiales tienen una vida útil relativamente corta (20 años para un parque eólico, 30 años para los paneles solares) y no son totalmente reciclables. Al mismo tiempo, si nuestras sociedades quieren aumentar la proporción de energías renovables en su combinación energética, tienen que trabajar en la mejora de las infraestructuras utilizadas para producirlas. Producir energía verde está muy bien. Pero es más que deseable que los materiales utilizados para producirlos estén en consonancia con la necesidad imperiosa de proteger el planeta y todos los seres vivos.

¿Qué hay del impacto de las ondas emitidas?

La generación de electricidad de cualquier tipo genera un flujo de ondas electromagnéticas que sienten los más sensibles. Por eso es importante proteger nuestros hogares de sus radiaciones y, además, ¡transformar sus efectos en beneficiosos! Para ello, el corrector ambiental mom® es ideal cuando un parque eólico o fotovoltaico se encuentra cerca de una vivienda o negocio. El corrector de red mom® corregirá la producción eléctrica de los paneles fotovoltaicos conectados a la red eléctrica de la vivienda o local comercial en cuestión. Además, como la producción de electricidad está vinculada a elementos naturales fluctuantes (energía eólica e hidráulica, intensidad de la radiación solar, etc.), la producción de ondas electromagnéticas también ofrece sus propias variaciones, que pueden perturbar el entorno vital en torno a estas estructuras.

El equipo de Espace mom®